Escuché en RNE el otro día un reportaje sobre una iniciativa en la favela de Alagados, en Salvador de Bahía, Brasil. En esta favela, un grupo de niños que han creado una televisión en la que difundir sus vídeos musicales. A partir de este reportaje surgió el tema para un artículo que tuve que escribir para el Curso de Periodismo Solidario en el que participo.

A continuación el artículo completo:

En el año 2015, treinta millones de niños no estarán escolarizados. Eso nos dice Save The Children en el informe interactivo “La historia del futuro”, en el que además asegura que las ayudas que los países ricos destinan a la educación no llegan a los Estados más frágiles o afectados por conflictos bélicos.

Los niños son las víctimas inocentes de los conflictos, de la pobreza y de la inseguridad en la sociedad. Las familias son a menudo separadas, lo que facilita la explotación de los niños desprotegidos. Las escuelas son atacadas y los niños se ven obligados a luchar como soldados o a trabajar por sueldos ínfimos.

En el informe de UNICEF “¿Nos escucharán?”, con las opiniones de jóvenes en zonas de conflicto, los adolescentes haitianos entrevistados afirman: “No abren nuevas escuelas y las viejas están cerradas. Los padres no tienen dinero para dar educación a sus hijos. Los niños no tienen nada que hacer y se quedan sin la oportunidad de aprender”.

Frente a esta situación tan arraigada, en la actualidad estamos siendo testigos de un movimiento de revelación de esos mismos jóvenes que ya no se limitan a lamentarse, sino que toman la iniciativa en la lucha por recibir una educación.

En este contexto aparecen varios proyectos creados o protagonizados por niños para mejorar su situación en la medida de lo posible.

Un ejemplo de proyecto desarrollado por niños es TvLata, una televisión que nació en la favela de Alagados (Salvador de Bahía, Brasil). Los niños y adolescentes de Alagados crean textos, imágenes, músicas y películas que luego cuelgan en la página web de la asociación. Aún es una televisión experimental, pero su laboratorio de comunicación les sirve para investigar en diversos campos audiovisuales vinculados a la creación artística que luego aplican a sus vídeos, en los que cuentan su propia realidad. La plataforma está sustentada en colaboración con la Agencia Española de Cooperación Internacional, el grupo cultural Bagunçaço y Neokinok, un proyecto artístico también orientado a la televisión.

Otra alternativa es la que gracias a la música logra la integración social y la formación académica de cientos de niños con recursos escasos o nulos. En esta línea está la Asociación Pracatum en Candeal (Salvador de Bahía, Brasil), fundada por Carlinhos Brown. La asociación tiene una escuela de música en la que cuentan sus méritos según lo alcanzado por sus alumnos y, aunque la escuela es pequeña, su ayuda a la población de Candeal es inmensa. Algunos ejemplos de los logros de Pracatum es que de ella han salido 186 alumnos con cursos profesionales en Música, 27 alumnos universitarios y 62 alumnos al mercado laboral.

En esta línea se encuentra también la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar, fundada por José Antonio Abreu en Venezuela. La orquesta Simón Bolívar nació como un grupo de once chicos y chicas sacados de las calles y sin recursos económicos y que hoy, tras 20 años de trabajo, cuenta con 250.000 menores repartidos entre unas 150 orquestas por toda Venezuela.

Hay en la actualidad otros proyectos dirigidos a los niños, pero no centrados en su formación, como es el caso de la campaña One laptop per children, iniciada por Nicholas Negroponte, profesor del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT). Gracias a esta campaña se están fabricando ordenadores portátiles a 100 dólares, con los que facilitar a los niños de países en desarrollo el acceso a Internet y luchar así contra la brecha digital.

Ya dijo Graham Greene que “Siempre hay un momento en la infancia en el que se abre una puerta y deja entrar el futuro”. Pues bien, esa puerta que parecía atrancada para miles de niños de zonas desfavorecidas está desencajándose y dejando ver el camino a seguir, gracias al esfuerzo y ánimo de jóvenes valientes y de quienes saben que los niños son el único futuro garantizado.